Después de unos cuantos maratones sin hacer crónica oficial, me decido a poner en negro sobre blanco mis sensaciones de la carrera que me llevó el pasado día de la Hispanidad a recorrer las calles de Chicago.
Empezaré con la preparación, parte fundamental de la carrera. Como todos sabéis, este es el primer maratón de la era Torralba, como bien se encargó nuestro nuevo entrenador de recalcarnos antes de salir hacia USA. Desde el mes de junio y a lo largo de 1.065 kilómetros, fui incrementando la fuerza en las piernas, a la vez que nos habituábamos a un nuevo estilo, no contrario al anterior, pero sí diferente. Las primeras semanas solo se programaron cuatro sesiones, suaves, con poco volumen e intensidad. Sin embargo, ambas variables fueron creciendo, acompañándose los rodajes de los días laborables con sesiones de pesas y de gomas, además de los acondis. He de reconocer que me salté alguna tabla más de lo debido.
Como decía, las semanas de cuatro días dejaron paso a las de cinco, he incluso hubo un par de ellas de seis sesiones semanales. Gracias a los masajes de descarga del Siatshu Assari de mi gran amiga Inma, sobreviví a esas semanas de gran carga sin ningún dolor.
El mes de agosto fue el que más duro se me hizo, sin duda por tener que entrenar solo, y además por no tener más que asfalto que pisar. Los quince días que entrené en la Toscana fueron agotadores. Calor, cuestas, madrugones… Nunca me había costado tanto entrenar en vacaciones, a pesar de entrenar en uno de los sitios más bonitos que he podido encontrar.
El resto del mes entrené en la Fosca, Palamos, donde también descubrí una de las zonas más impresionantes donde rodar, en bosques de pinos al borde de acantilados, justo encima de la Costa Brava. Fue mi vuelta a la tierra, en donde sufrí algunos entrenos por exceso de celo. Me tuve que retirar en dos entrenos de series largas, sin poder completar los 3000’s, e incluso en un rodaje lento de 70’, que hice con Comb a 30º.
Total, completé un agosto por encima de los 300 km.
En septiembre cambió la decoración. Las exigencias eran cada vez mayores, pero el cuerpo iba reaccionando muy bien al trabajo realizado. Las sensaciones fueron estupendas, y empecé a bajar peso hasta niveles sorprendentes, que me llevaron a ver en báscula cifras de hace 16 años. Fue una bajada gradual, rápida pero constante, y además mantenida hasta el mismo día del maratón.
El único test serio que hicimos, la famosa media tres semanas antes de la gran cita. Este año tocó en Valladolid. Una carrera llana, bien organizada. La idea era salir algo conservador para acabar en progresión, pero como si fuese un anticipo de lo que me iba a ocurrir unos días después, de progresión nada. Salí rápido, pensando que tendría espacio para mejorar, pero no fue así. Primera parte a 4:03 y segunda a 4:07, para acabar con mi tercera mejor marca en la distancia, aunque dos minutos lejos de la primera. Sensaciones agridulces por el hecho de no ser capaz de progresar como quería, aunque rodé muy cómodo la primera parte.
Para terminar la parte concerniente al entreno, que probablemente haya quedado un poco árida, un resumen. Creo que nunca he entrenado tan bien un maratón, y he llegado en unas condiciones tan buenas al día de la carrera. La fuerza que introdujo TT en la planificación me ha evitado no ya lesiones, sino incluso dolores. No he tenido que parar ni un solo día por problemas musculares, por primera vez en los 8 maratones completados, y he llegado absolutamente fresco al gran día. Recomiendo por tanto no descuidar los ejercicios de pesas y gomas. En mi propósito de enmienda está el ser más constante en la rutina de acondis.
Y llegó el viaje a Chicago. Embarcamos el viernes, echando mucho de menos a nuestros tres colegas y sus parejas que, por distintas razones, no pudieron acompañarnos. Nunca antes había estado en la ciudad de Al Capone, y la verdad es que me encantó. Nos recibió con un clima inusualmente cálido para esta temporada del año lo que, si iba a dificultar la carrera el domingo, hacía que pudiésemos pasear muy a gusto la ciudad. Una recomendación: el tráfico es horroroso, así que si se quiere llegar rápido a la ciudad lo mejor hubiese sido ir en tren. A nosotros Marathinez (otra vez, millón de gracias a Luis Hita y a Glenn, pedazo de organizadores) nos tenía preparado un autobús, que tardó más de dos horas en completar las 21 millas que separan el aeropuerto del downtown.
El viernes lo dedicamos a recoger los dorsales y pasear un rato por la feria. Dejamos a las mujeres en el hotel y tomamos el metro. A pesar de que la estadística dice que el 37% de la población es de raza afroamericana, en el vagón que nos montamos era el 100%, si nos excluíamos nosotros. La organización de la recogida impecable, con un stand por cada 1000 dorsales, que hacía que no tuviésemos que esperar para recogerlos. La feria pequeñita, y a pesar de que Ander protestó algo por tener que venir, fue el protagonista de la primera anécdota. Ya era conocida la duda acerca de su capacidad de cualificar como hombre, debido a su peso, duda que quedó acrecentada cuando sirvió de modelo para que Luis comprobase la ropa que compraba le podía valer a Miriam. Como no podía ser de otra manera, nuestro campeón de la combinada, y superfriki del viaje como después se verá, selo tomó con mucha deportividad.
La cena, en un sitio de pasta, como no podía ser de otra forma.
El sábado, como habitualmente pasa cuando se viaja west, nos despertamos muy pronto, y salvo Ander, a las 730 estábamos preparados para rodar 30 minutejos por la zona de la salida. Una gozada de rodaje, por un camino que a lo largo de 18 millas se puede recorrer corriendo o en bici al borde del lago. Rodamos un par de km arriba y abajo, con el downtown de frente, rascacielos preciosos, de diseño, y que podremos disfrutar en el reportaje fotográfico que hicimos. Estiramientos en el parque y vuelta al hotel, para pegarnos un gran desayuno en el Corner Bakery. Nuestra gran organizadora Miriam se había encargado de reservarnos los tickets para el paseo en barco por la ciudad, un tour arquitectónico absolutamente recomendable. Al acabar, y contra todas las prescripciones, nos acercamos a un centro comercial (Water Towers creo que se llamaba), donde nos dejamos envolver por la fiebre consumista de nuestras adoradas esposas. En todo caso, a las 1400 habíamos acabado y nos estábamos tomando una pizza en el propio centro comercial.
Tarde de total concentración en la habitación del hotel. Recibí la visita de un par de colegas de mi trabajo que estaban de camino hacia South Dakota, mi siguiente destino después del maratón. Cena rápida en el mismo sitio del día anterior, y todo preparado para el gran día.
Me despierto bastante antes de que suene el despertador, programado para las 5:15. He dormido como siempre, poco y de manera desordenada. A pesar de que el día anterior tampoco he bebido excesivamente, por lo menos me levanto 6 veces al cuarto de baño, y cada vez hago bastante pis, completamente transparente.
Desayuno en la propia habitación, papilla de ocho cereales en tetrabrik (gran descubrimiento), junto con una botella de 750mm de agua y Flectomin. El despliegue que hace la tv de Chicago es impresionante. Tienen tres comentaristas desde las 5am como si fuesen a narrar un partido de la nba o de la nfl. Dan todas las predicciones de tiempo del mundo, comparándolas con el año pasado. Parece que va a hacer calor (ya hay 71º a las 530), pero menos que el año pasado, y la humedad también va a ser menor. No va a hacer falta por tanto llevar ropa extra a la salida (una camiseta de algodón y ya está). Susana, como siempre fenomenal, a mi lado. Me hace gracia su última recomendación. La que nunca puede evitar: no corras demasiado rápido!
Bajamos al lobby, donde nos encontramos a algunos runners desayunando. Segunda anécdota del inefable Ander. Se está apretando un desayuno del siete, con huevos revueltos, tostadas, miel, cereales, fruta, vamos, de todo. El resto más moderados. A las 7am nos reunimos en la salida. Bajan hasta las cheerleaders, Aure incluida. Fotos de rigor, mucho ánimo, muchos nervios.
El hotel está al lado de la salida, por lo que no tardamos más de diez minutos en llegar, junto con hordas de personas, a la salida. Se nos ha avisado muy seriamente de la posibilidad de descalificación en el caso de que te pillen haciendo pis por la calle, por lo que desaparecen los disciplinados Cepedilla y Matesito en una interminable cola. El resto hacemos nuestros últimos pises en una valla, junto a muchos otros corredor@s.
Me voy hacia mi corral solito, acompañado únicamente de Dato, un maratoniano que lleva 51 en sus piernas, con una mejor marca de 2:58. En este lleva una cámara desechable al cinto, por lo que su objetivo está en 3:40 y hacer muchas fotos. Llega el momento del himno, que siempre me impresiona. Da gusto, y echo de menos que en España no podamos tener este sentimiento que nuestros intelectuales progres tildan de infantilismo, pero que a mi me parece precioso. Con gran respeto se canta, y ya estamos listos para salir. En el corral me he encontrado con unos de Alicante y con algún español que vive en Chicago, y que se ha acercado a saludarnos.
Por fin, las 8:00, suena el bocinazo y… a correr!!!. La salida es impresionante, contra el downtown. La ciudad nos engulle ya desde el primer kilómetro. Se puede correr estupendamente desde el primer metro, lo que no ocurría en ninguno de los otros majors. Nos hemos apuntado 45.000, aunque luego me entero que por circunstancias climatológicas 12.000 han decidido quedarse en casa. Faggets!!!
Voy con Dato, dejando que me pase todo el mundo, tal y como tenía previsto. Hay muchísimo ambiente en la calle y es fácil distraerse. Intento ajustar el ritmo mirando el reloj. La primera milla la paso en 7:30, algo más rápido de lo que esperaba, pero con la sensación de ir muy retenido. Hace calor, pero me da la sensación de que no hay mucha humedad. El sol todavía no está en lo alto, por lo que correr se hace muy cómodo. La segunda milla en otros 740 sigo yendo algo rápido, pero me sigue pasando la gente. Pronto me encuentro por primera vez con las chicas, que animan las que más. Qué gozada tener este pedazo de grupo de animación!!! Las veo guapísimas y con mucho ánimo. Pienso que volveré a verlas en diez millas, y me imagino a mi mismo con la misma fuerza que llevo en ese momento. Me mosquea un poco ver el globo del 310, pero se va alejando conforme pasan las millas, y empiezo a ver gente con el dorsal del 320, lo que me tranquiliza. En la milla 5 me coge el globo, y le dejo ir. Sigo pensando en ir retenido hasta la media y desde ahí progresar. Pasada la milla 7 me junto con los alicantinos. Es su segundo maratón y quieren hacer 320. En el de Valencia hicieron 335, así que me da la sensación de que pueden pinchar. Les digo que se lo tomen con calma, pero después de un par de millas se van para delante. Recojo uno de sus cadáveres unas millas más adelante…
Paso por la milla 12 estupendamente. Ahí están las chicas con el mismo ánimo de antes. Choco manos y les dejo la gorra. Llego a la media en 1:42, tal y como tenía previsto, con grandísimas sensaciones, tanto que sin darme cuenta me casco el km 22 en 4:10. Hasta el 25 voy bien, pero a partir de ese km se me empiezan a hacer más largos. Los ritmos han caído algo, ya están en torno a los 5 min. En el 30 ando unos metros, y ese es otra vez mi final. En seguida me pasa Nacho. Me alegro por él, le veo muy fuerte, y sigo unos pocos metros a su ritmo. Unos minutos después me pasa Manolo. Me engancho y mentalmente me propongo llevarle hasta Nacho. Pero abandono la idea también a los pocos metros. Dos minutos después me alcanza Alex, que viene trotando. Me vuelvo a acomodar a su ritmo, que como él dice es un ritmo cochinero, no más de 6 min/km. Nada, también le abandono en seguida, y ya me quedan 8 km de soledad hasta la meta, que alterno andando y corriendo. En un momento de aburrimiento me hago una serie de 400 metros a 420. Pero ya he pinchado y nada me va a hacer maquillar la marca. Veo por última vez a nuestras grandes animadoras. Me pongo a hacer un poco el ganso, con saltitos y otras tonterías. A Susana no le engaño, mi mala cara denota mi estado. Dos kilómetros más y se acabó.
La llegada es espectacular, y entro levantando los brazos. Otro más en la buchaca, todavía no el de la buena marca, pero otros 42,195 terminados. La sensación no tiene nada que ver con Londres o Berlín. Me encuentro físicamente bien, cansado obviamente, pero bien.
Después de cruzar la meta, foto de finisher, y en seguida veo a Nacho y a Manolo. Están sentados, encantados. Nos vamos a la zona de encuentro, donde empiezan a aparecer el resto de runners, y llegan nuestras queridísimas animadoras. Todo el mundo está contento, a pesar de no haber cumplido objetivos de marcas. El día ha sido duro, con calor, pero hemos acabado otro maratón. Pasado un tiempo prudencial, no llega Ander. Nos acercamos a información. Debería haber entrado en meta hace más de una hora. Las chicas le han visto pasar por el km 40, algo le ha debido pasar. Junto con Alex y Susana me acerco al puesto médico. Nos confirman que sí, que está en el hospital de campaña de la entrada en meta. No queremos llamar a Sole hasta que sepamos qué le pasa, para no asustarla. Pero se ha enterado y viene hacia el hospital. Los americanos son muy estrictos a la hora de dar info, y solo nos dejan pasar a uno. Me encuentro con Ander en una camilla, con dos viales de suero conectados. Está bien y me dice que en 10 minutos sale, pero la médico me dice que como mínimo serán 20, si tolera bien la comida que le dan y puede andar. Por fin llega Sole, y al cabo de un rato nos volvemos andando con nuestro querido amigo Ander, el más friki a su pesar. Nadie en la ya larga historia de nuestros maratones ha ido más lejos que él. Perder el conocimiento a 500 metros de la meta! despertar rodeado de bellas enfermeras!, olvidar la ciudad en la que se encontraba, incluso su edad! pasar a los anales del maratón con una historia tan épica!
Gracias a Dios, su recuperación fue espectacular como dieron cuenta esa noche los gintonics que bebió y el puro que fumó en la ya tradicional y consolidada cena post maratón.
Y colorín colorado, esta es la crónica de mi octavo maratón. Gracias a todos no solo por haberla terminado de leer, sino por haberme acompañado en esta última aventura. En 2009, Dios mediante, Barcelona y Florencia serán testigos de nuestras gestas.
8 comentarios:
... ¡Y me gustaría acompañarte a la segunda!
Enhorabuena por terminar con esas sensaciones tan magníficas. Lástima que el calor te jugase tan mala pasada.
Pero felicidades en todo caso, creo que has hecho un gran maratón.
Un abrazo.
Y felicidades igualmente para todos los demás finishers.
Querido Peregrino, como ya te he dicho más de una vez, Ole your eggs, Yo jamás lo habría conseguido.
Espero no perderme más maratones y poder disfrutar con todo el grupo de tantas emociones.
Ander ha comentado algo de cuando caera el tercero. Creo que tiene la obligación moral con nosotros, una vez que le hemos homologado 3:56' sin haber pisado la alfombrilla de meta.
Como diría Angel, ¡Viva el running!
Enhorabuena por todo, Alfonso. No ha sido "tu" maratón, el maratón con el que soñabas, pero ha sido otro maratón que no ha podido contigo. Mucha suerte para el siguiente, y el siguiente al siguiente, y el siguiente al siguiente al siguiente...
Jeje, gracias chavales por vuestros comments. Cuento con vosotros para Barcelona uno y para Florencia los tres!!!
olé por Alfonso y el resto!! ocho maratones en las piernas, se dice pronto.
Será en placer recibiros en Barcelona de nuevo y quien sabe si compartir la carrera con vosotros.
espero ver como acabo en Donosti y tomaré la decisión.
¡Buena crónica y buena foto!
Lo mejor de las maratones es saber disfrutarlas a pesar de los sinsabores climáticos. En cualquier caso, ¡doble enhorabuena por tus 8 maratones y por esa alegría que tienes en la foto y la crónica!
camino a donosti, este domingo pasamos por sant llorenç savall (población cercana a sant feliu de codines)para participar en la media maratón de montaña. será a modo de entreno, sin mirar el crono para nada.
se celebra también la maratón de montaña de cataluña, pero esa la dejaremos para otra ocasión.
¿como va vuestra recuperación?
Lo único que va bien de las maratones es que ya recuperamos de golpe, como si nada. En serio, creo que a todos (o casi) ni se nos notaba bajando las escaleras al día siguiente el que hubiéramos corrido una maratón.
Ahora ya estamos empezando a rodar, con plan y todo. Yo he empezado con mucha calma, el lunes en vez del sábado, y sólo con la parte de correr que ya comenzaré con acondicionamientos y gomas a partir del finde. Rodé lunes y martes 40 y 45' respectivamente, con buenas sensaciones aunque con un ligero recuerdo en las piernas de haber hecho 42 kms recientemente
¿Quiénes corréis Donosti? Cami, tú (Guillermo) y Jordi?
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