miércoles, 29 de octubre de 2008
My kind of town
Voy a escribir más que una crónica unas cuantas reflexiones tras la maratón de Chicago, para ver si me sirven de algo de cara a la próxima…
La primera, tengo la sensación de que el plan de entrenamiento era bueno. Muy probablemente nos ha faltado tiempo. Eso ya lo veremos en Rótterdam. Pero sí, he llegado muy fuerte a Chicago y nunca me había recuperado igual de fácil. La misma tarde tras la carrera, después de comer, estuve andando por las calles cerca de 3 horas sin parar. El lunes alquilamos unas bicis y estuve 5 horas recorriendo la ciudad (supongo que la bici además fue una forma amable de darle caña a las piernas sin el impacto de correr). Es la primera maratón (¡y ya van siete!) en la que no me molestaba ni siquiera bajar las escaleras. No me he dado un masaje tras la maratón, pero seguro que todo el trabajo de gomas y acondis ha merecido la pena.
En mi contra, he llegado con mucho peso a la carrera (80 k.). No he conseguido bajar nada tras Londres. Incluso pesaba un kilo de más. Me gusta demasiado comer y sobre todo me cuesta por las noches no zampar viendo la tele tras la cena… Creo que me vendría bien ir a un médico o experto en nutrición al menos para que me diera algún que otro consejo sobre mi alimentación. Con eso de correr en El Retiro al mediodía al final acabo zampando un par de pulgas de salmón en Mallorca o similar. Como poco y además tras hacer deporte no tengo tantas ganas de zampar pero creo que no es una forma correcta de comer y supongo que al comer poco tengo más hambre por la noche. No pretendo cambiar mis hábitos de entrenamiento (si puedo, al menos 2 días a la semana quiero correr al mediodía) sino que un experto me diga qué comer teniendo en cuenta mi entrenamiento y mi trabajo… Por lo demás me pasé a las malditas tostadas de pan de lino y he intentado comer a media mañana una pieza de fruta (lo de la tarde ya más jodido…). Yo sé cuánto me puedo disciplinar y cuánto no. No pienso ponerme a hacer ninguna dieta estricta, esto lo hago por placer y no soy masoquista, pero creo que con el entrenamiento y un par de consejos debería poder adelgazar algo. Coño, al menos estar en 76.
Claramente tengo la sensación de que he hecho muy pocos kilómetros entre 4:50 y 4:55, mi ritmo de maratón. He hecho muchos más lentos (en los rodajes y tiradas largas) y muchos más rápidos (en las series) pero poquísimos a ritmo de maratón. Creo en la filosofía de Gavela (y por ello en la de Torralba) y sé que he de correr a ritmo más lento para ganar fondo, y que rodar más fuerte de lo debido machaca muscularmente más que beneficia. Sí. Pero aún y así me gustaría al menos rodar un día a la semana a 4:50. Para estar muy acostumbrado a ese ritmo, a las sensaciones. Ya sé que es sólo 50 minutos ó 1 hora y no tiene luego nada que ver con las 3 horas largas de la maratón, pero aún y así corría por Chicago y no sabía qué esperar ni si iba rápido o muy lento. El ritmo me era muy extraño. Al principio con el calor y el sudor lo veía muy rápido, luego todo lo contrario y aceleré. Lo único que sé es que tras 7 maratones cuando empiezo a correr no tengo ni idea de si voy rápido o lento. Y eso es malo. En un 10k o en una media lo sabes rápido, en una maratón no. Lo tengo que charlar con Fran pero por de pronto ya estoy rodando un día a esos ritmos, yo solo.
Luego el maldito calor y la humedad. Parece que llegó a hacer 85F ó casi 30º. Además de bastante humedad, aunque no salvaje (a mi la humedad me afecta demasiado y no noté que fuera tan terrible). Parece que el tiempo no quiere acompañarnos. Leí en el Chicago Tribune al día siguiente que no hacía tanto calor un 12 de octubre desde 1930 y que no había hecho tanto calor ese mismo año desde el 2 de septiembre. Está claro que si el tiempo no es favorable hay que olvidarse de hacer marca. Joder. Pero tampoco tanto, un pequeño ajuste en las expectativas y con tantos años de preparación y tantos kilómetros deberíamos de estar más que preparados… y quedarme en 3h32, como Manolito o Cepeda. A mí me pareció imposible los 3h30.
Lo que sí tengo claro es que la maratón es más mental que física en los momentos claves. Pude ir lento al principio o muy rápido en torno al kilómetro 30, pero llegó un momento en donde dije “no puedo” y de repente me faltaron las fuerzas como por arte de magia. Me quedé sin motivación. Y la magia de la maratón es precisamente tener ganas de luchar contigo mismo y de aguantar. Cuando lo tienes claro te vuelven las fuerzas y aguantas. ¡La cantidad de veces que he ido jodido en una tirada larga o en un triste rodaje de lunes! Pero sigues. Aquí a veces llegué a pensar en pararme y pasar. No lo hice porque me decía a mí mismo que no podía estar en Chicago y no terminar, je, que a pesar de la marca estaba con el 4º grande. Creo que si hubiera estado haciendo Mapoma simplemente me hubiera retirado. La cabeza, como las piernas, hay que entrenarla.
Por último, creo que la próxima maratón la correré solo. A mi ritmo. Sin tirar de nadie o sin seguir a alguien. Creo que así me será más fácil disfrutar sin ir tan tenso, y no perder la concentración (y la motivación) en ese momento clave que siempre hay en la carrera. Cuando tienes que apretar los dientes y tirar.
Como siempre, la maratón mirándola con perspectiva es sólo una excusa. A mí me encanta correr, los preparativos, los correos electrónicos y los blogs, las charlas con Cami mientras rodamos por El Retiro, el apuntar los datos en el ordenador las tardes del domingo, el acostarme pensando en la carrera, el descubrir nuevos chiflados como Ángel o a un fenómeno como Fran… Encima, en el caso de la maratón de Otoño la gozada del viaje de amigos. No tengo nunca que olvidar que me gusta más el viaje que la maratón. Esta vez quizá he viajado un poco tenso… bueno, esto ya lo dejo para mí que no hay que compartirlo en el blog todo.
Y se me olvidaba, como en las buenas películas, los agradecimientos. Como están claros los habituales y merecidísimos a Miriam sobre todo o a los amigos como Carca o Cami… como están claros, no los repetiré. Pero sí que quiero poner por escrito la gozada que fue ir de nuevo con Luís Hita y con Glenn. ¡Qué par de fenómenos!
¡Ah… y Chicago! Una maravilla. Muy recomendable. Y aunque llano no tanto como Berlín o Ámsterdam. Pero claramente recomendable
miércoles, 22 de octubre de 2008
Pendientes de Donosti
sábado, 18 de octubre de 2008
CRONICA CHICAGO 2008
Después de unos cuantos maratones sin hacer crónica oficial, me decido a poner en negro sobre blanco mis sensaciones de la carrera que me llevó el pasado día de la Hispanidad a recorrer las calles de Chicago.
Empezaré con la preparación, parte fundamental de la carrera. Como todos sabéis, este es el primer maratón de la era Torralba, como bien se encargó nuestro nuevo entrenador de recalcarnos antes de salir hacia USA. Desde el mes de junio y a lo largo de 1.065 kilómetros, fui incrementando la fuerza en las piernas, a la vez que nos habituábamos a un nuevo estilo, no contrario al anterior, pero sí diferente. Las primeras semanas solo se programaron cuatro sesiones, suaves, con poco volumen e intensidad. Sin embargo, ambas variables fueron creciendo, acompañándose los rodajes de los días laborables con sesiones de pesas y de gomas, además de los acondis. He de reconocer que me salté alguna tabla más de lo debido.
Como decía, las semanas de cuatro días dejaron paso a las de cinco, he incluso hubo un par de ellas de seis sesiones semanales. Gracias a los masajes de descarga del Siatshu Assari de mi gran amiga Inma, sobreviví a esas semanas de gran carga sin ningún dolor.
El mes de agosto fue el que más duro se me hizo, sin duda por tener que entrenar solo, y además por no tener más que asfalto que pisar. Los quince días que entrené en la Toscana fueron agotadores. Calor, cuestas, madrugones… Nunca me había costado tanto entrenar en vacaciones, a pesar de entrenar en uno de los sitios más bonitos que he podido encontrar.
El resto del mes entrené en la Fosca, Palamos, donde también descubrí una de las zonas más impresionantes donde rodar, en bosques de pinos al borde de acantilados, justo encima de la Costa Brava. Fue mi vuelta a la tierra, en donde sufrí algunos entrenos por exceso de celo. Me tuve que retirar en dos entrenos de series largas, sin poder completar los 3000’s, e incluso en un rodaje lento de 70’, que hice con Comb a 30º.
Total, completé un agosto por encima de los 300 km.
En septiembre cambió la decoración. Las exigencias eran cada vez mayores, pero el cuerpo iba reaccionando muy bien al trabajo realizado. Las sensaciones fueron estupendas, y empecé a bajar peso hasta niveles sorprendentes, que me llevaron a ver en báscula cifras de hace 16 años. Fue una bajada gradual, rápida pero constante, y además mantenida hasta el mismo día del maratón.
El único test serio que hicimos, la famosa media tres semanas antes de la gran cita. Este año tocó en Valladolid. Una carrera llana, bien organizada. La idea era salir algo conservador para acabar en progresión, pero como si fuese un anticipo de lo que me iba a ocurrir unos días después, de progresión nada. Salí rápido, pensando que tendría espacio para mejorar, pero no fue así. Primera parte a 4:03 y segunda a 4:07, para acabar con mi tercera mejor marca en la distancia, aunque dos minutos lejos de la primera. Sensaciones agridulces por el hecho de no ser capaz de progresar como quería, aunque rodé muy cómodo la primera parte.
Para terminar la parte concerniente al entreno, que probablemente haya quedado un poco árida, un resumen. Creo que nunca he entrenado tan bien un maratón, y he llegado en unas condiciones tan buenas al día de la carrera. La fuerza que introdujo TT en la planificación me ha evitado no ya lesiones, sino incluso dolores. No he tenido que parar ni un solo día por problemas musculares, por primera vez en los 8 maratones completados, y he llegado absolutamente fresco al gran día. Recomiendo por tanto no descuidar los ejercicios de pesas y gomas. En mi propósito de enmienda está el ser más constante en la rutina de acondis.
Y llegó el viaje a Chicago. Embarcamos el viernes, echando mucho de menos a nuestros tres colegas y sus parejas que, por distintas razones, no pudieron acompañarnos. Nunca antes había estado en la ciudad de Al Capone, y la verdad es que me encantó. Nos recibió con un clima inusualmente cálido para esta temporada del año lo que, si iba a dificultar la carrera el domingo, hacía que pudiésemos pasear muy a gusto la ciudad. Una recomendación: el tráfico es horroroso, así que si se quiere llegar rápido a la ciudad lo mejor hubiese sido ir en tren. A nosotros Marathinez (otra vez, millón de gracias a Luis Hita y a Glenn, pedazo de organizadores) nos tenía preparado un autobús, que tardó más de dos horas en completar las 21 millas que separan el aeropuerto del downtown.
El viernes lo dedicamos a recoger los dorsales y pasear un rato por la feria. Dejamos a las mujeres en el hotel y tomamos el metro. A pesar de que la estadística dice que el 37% de la población es de raza afroamericana, en el vagón que nos montamos era el 100%, si nos excluíamos nosotros. La organización de la recogida impecable, con un stand por cada 1000 dorsales, que hacía que no tuviésemos que esperar para recogerlos. La feria pequeñita, y a pesar de que Ander protestó algo por tener que venir, fue el protagonista de la primera anécdota. Ya era conocida la duda acerca de su capacidad de cualificar como hombre, debido a su peso, duda que quedó acrecentada cuando sirvió de modelo para que Luis comprobase la ropa que compraba le podía valer a Miriam. Como no podía ser de otra manera, nuestro campeón de la combinada, y superfriki del viaje como después se verá, selo tomó con mucha deportividad.
La cena, en un sitio de pasta, como no podía ser de otra forma.
El sábado, como habitualmente pasa cuando se viaja west, nos despertamos muy pronto, y salvo Ander, a las 730 estábamos preparados para rodar 30 minutejos por la zona de la salida. Una gozada de rodaje, por un camino que a lo largo de 18 millas se puede recorrer corriendo o en bici al borde del lago. Rodamos un par de km arriba y abajo, con el downtown de frente, rascacielos preciosos, de diseño, y que podremos disfrutar en el reportaje fotográfico que hicimos. Estiramientos en el parque y vuelta al hotel, para pegarnos un gran desayuno en el Corner Bakery. Nuestra gran organizadora Miriam se había encargado de reservarnos los tickets para el paseo en barco por la ciudad, un tour arquitectónico absolutamente recomendable. Al acabar, y contra todas las prescripciones, nos acercamos a un centro comercial (Water Towers creo que se llamaba), donde nos dejamos envolver por la fiebre consumista de nuestras adoradas esposas. En todo caso, a las 1400 habíamos acabado y nos estábamos tomando una pizza en el propio centro comercial.
Tarde de total concentración en la habitación del hotel. Recibí la visita de un par de colegas de mi trabajo que estaban de camino hacia South Dakota, mi siguiente destino después del maratón. Cena rápida en el mismo sitio del día anterior, y todo preparado para el gran día.
Me despierto bastante antes de que suene el despertador, programado para las 5:15. He dormido como siempre, poco y de manera desordenada. A pesar de que el día anterior tampoco he bebido excesivamente, por lo menos me levanto 6 veces al cuarto de baño, y cada vez hago bastante pis, completamente transparente.
Desayuno en la propia habitación, papilla de ocho cereales en tetrabrik (gran descubrimiento), junto con una botella de 750mm de agua y Flectomin. El despliegue que hace la tv de Chicago es impresionante. Tienen tres comentaristas desde las 5am como si fuesen a narrar un partido de la nba o de la nfl. Dan todas las predicciones de tiempo del mundo, comparándolas con el año pasado. Parece que va a hacer calor (ya hay 71º a las 530), pero menos que el año pasado, y la humedad también va a ser menor. No va a hacer falta por tanto llevar ropa extra a la salida (una camiseta de algodón y ya está). Susana, como siempre fenomenal, a mi lado. Me hace gracia su última recomendación. La que nunca puede evitar: no corras demasiado rápido!
Bajamos al lobby, donde nos encontramos a algunos runners desayunando. Segunda anécdota del inefable Ander. Se está apretando un desayuno del siete, con huevos revueltos, tostadas, miel, cereales, fruta, vamos, de todo. El resto más moderados. A las 7am nos reunimos en la salida. Bajan hasta las cheerleaders, Aure incluida. Fotos de rigor, mucho ánimo, muchos nervios.
El hotel está al lado de la salida, por lo que no tardamos más de diez minutos en llegar, junto con hordas de personas, a la salida. Se nos ha avisado muy seriamente de la posibilidad de descalificación en el caso de que te pillen haciendo pis por la calle, por lo que desaparecen los disciplinados Cepedilla y Matesito en una interminable cola. El resto hacemos nuestros últimos pises en una valla, junto a muchos otros corredor@s.
Me voy hacia mi corral solito, acompañado únicamente de Dato, un maratoniano que lleva 51 en sus piernas, con una mejor marca de 2:58. En este lleva una cámara desechable al cinto, por lo que su objetivo está en 3:40 y hacer muchas fotos. Llega el momento del himno, que siempre me impresiona. Da gusto, y echo de menos que en España no podamos tener este sentimiento que nuestros intelectuales progres tildan de infantilismo, pero que a mi me parece precioso. Con gran respeto se canta, y ya estamos listos para salir. En el corral me he encontrado con unos de Alicante y con algún español que vive en Chicago, y que se ha acercado a saludarnos.
Por fin, las 8:00, suena el bocinazo y… a correr!!!. La salida es impresionante, contra el downtown. La ciudad nos engulle ya desde el primer kilómetro. Se puede correr estupendamente desde el primer metro, lo que no ocurría en ninguno de los otros majors. Nos hemos apuntado 45.000, aunque luego me entero que por circunstancias climatológicas 12.000 han decidido quedarse en casa. Faggets!!!
Voy con Dato, dejando que me pase todo el mundo, tal y como tenía previsto. Hay muchísimo ambiente en la calle y es fácil distraerse. Intento ajustar el ritmo mirando el reloj. La primera milla la paso en 7:30, algo más rápido de lo que esperaba, pero con la sensación de ir muy retenido. Hace calor, pero me da la sensación de que no hay mucha humedad. El sol todavía no está en lo alto, por lo que correr se hace muy cómodo. La segunda milla en otros 740 sigo yendo algo rápido, pero me sigue pasando la gente. Pronto me encuentro por primera vez con las chicas, que animan las que más. Qué gozada tener este pedazo de grupo de animación!!! Las veo guapísimas y con mucho ánimo. Pienso que volveré a verlas en diez millas, y me imagino a mi mismo con la misma fuerza que llevo en ese momento. Me mosquea un poco ver el globo del 310, pero se va alejando conforme pasan las millas, y empiezo a ver gente con el dorsal del 320, lo que me tranquiliza. En la milla 5 me coge el globo, y le dejo ir. Sigo pensando en ir retenido hasta la media y desde ahí progresar. Pasada la milla 7 me junto con los alicantinos. Es su segundo maratón y quieren hacer 320. En el de Valencia hicieron 335, así que me da la sensación de que pueden pinchar. Les digo que se lo tomen con calma, pero después de un par de millas se van para delante. Recojo uno de sus cadáveres unas millas más adelante…
Paso por la milla 12 estupendamente. Ahí están las chicas con el mismo ánimo de antes. Choco manos y les dejo la gorra. Llego a la media en 1:42, tal y como tenía previsto, con grandísimas sensaciones, tanto que sin darme cuenta me casco el km 22 en 4:10. Hasta el 25 voy bien, pero a partir de ese km se me empiezan a hacer más largos. Los ritmos han caído algo, ya están en torno a los 5 min. En el 30 ando unos metros, y ese es otra vez mi final. En seguida me pasa Nacho. Me alegro por él, le veo muy fuerte, y sigo unos pocos metros a su ritmo. Unos minutos después me pasa Manolo. Me engancho y mentalmente me propongo llevarle hasta Nacho. Pero abandono la idea también a los pocos metros. Dos minutos después me alcanza Alex, que viene trotando. Me vuelvo a acomodar a su ritmo, que como él dice es un ritmo cochinero, no más de 6 min/km. Nada, también le abandono en seguida, y ya me quedan 8 km de soledad hasta la meta, que alterno andando y corriendo. En un momento de aburrimiento me hago una serie de 400 metros a 420. Pero ya he pinchado y nada me va a hacer maquillar la marca. Veo por última vez a nuestras grandes animadoras. Me pongo a hacer un poco el ganso, con saltitos y otras tonterías. A Susana no le engaño, mi mala cara denota mi estado. Dos kilómetros más y se acabó.
La llegada es espectacular, y entro levantando los brazos. Otro más en la buchaca, todavía no el de la buena marca, pero otros 42,195 terminados. La sensación no tiene nada que ver con Londres o Berlín. Me encuentro físicamente bien, cansado obviamente, pero bien.
Después de cruzar la meta, foto de finisher, y en seguida veo a Nacho y a Manolo. Están sentados, encantados. Nos vamos a la zona de encuentro, donde empiezan a aparecer el resto de runners, y llegan nuestras queridísimas animadoras. Todo el mundo está contento, a pesar de no haber cumplido objetivos de marcas. El día ha sido duro, con calor, pero hemos acabado otro maratón. Pasado un tiempo prudencial, no llega Ander. Nos acercamos a información. Debería haber entrado en meta hace más de una hora. Las chicas le han visto pasar por el km 40, algo le ha debido pasar. Junto con Alex y Susana me acerco al puesto médico. Nos confirman que sí, que está en el hospital de campaña de la entrada en meta. No queremos llamar a Sole hasta que sepamos qué le pasa, para no asustarla. Pero se ha enterado y viene hacia el hospital. Los americanos son muy estrictos a la hora de dar info, y solo nos dejan pasar a uno. Me encuentro con Ander en una camilla, con dos viales de suero conectados. Está bien y me dice que en 10 minutos sale, pero la médico me dice que como mínimo serán 20, si tolera bien la comida que le dan y puede andar. Por fin llega Sole, y al cabo de un rato nos volvemos andando con nuestro querido amigo Ander, el más friki a su pesar. Nadie en la ya larga historia de nuestros maratones ha ido más lejos que él. Perder el conocimiento a 500 metros de la meta! despertar rodeado de bellas enfermeras!, olvidar la ciudad en la que se encontraba, incluso su edad! pasar a los anales del maratón con una historia tan épica!
Gracias a Dios, su recuperación fue espectacular como dieron cuenta esa noche los gintonics que bebió y el puro que fumó en la ya tradicional y consolidada cena post maratón.
Y colorín colorado, esta es la crónica de mi octavo maratón. Gracias a todos no solo por haberla terminado de leer, sino por haberme acompañado en esta última aventura. En 2009, Dios mediante, Barcelona y Florencia serán testigos de nuestras gestas.
viernes, 10 de octubre de 2008
Chilacago pago una ronda
Cuando he salido a rodar al retiro, me he visto muy solo, casi huerfanito...
Pero en seguida me he venido arriba cuando he pensado que en ese momento llevarían una hora de vuelo rumbo a Chicago a marcarse un maratón de campeonato.
Ahi va mi porra:
1º- Manolito: 3:24', esta muy fuerte, se lo cree y como va a salir a ritmo de 3:20', le doy un margen de 4' para los últimos K por si se pasa de ritmo
2º- Carca: 3:25', si no fuera el 1er maratón de la era Torralba, creo que estaría sobre los 3:10', pero como va a acabar con buenas sensaciones, andará un poquito delante, un poquito detrás de Manolito.
3º- Nacho 3:26', puede estar sobre los 3:15', pero con el mismo razonamiento de Carca, le dejamos un cierto margen.
4º- Comb 3:27'. Esta fuertísimo y podría bajar de 3:20', pero va a ir con Luis Hita y como es el más cerebral , mantendrá el ritmo para bajar un poco de 3:30'
5º- Angel 3:28', Creo que tiene 3:30' en NYK, con que la progersión que ha tenido con TT, debe acabar con Comb. Va muy fino en su peso ideal, por lo que creo que acabará sin problemas por debajo de los 3:30'
6º- Valencia 3:30', Dice que esta peor que en Berlín, donde corrió muy bien, aunque los 2 últimos kilómetros redujo la zancada para acabar un pelin encima de los 3:30'.
7º- Mate 3: 41', EL Tren, el más fiable de todos, el que impone su marcha y hasta el final sin reducir el ritmo. Un valor seguro
8º - Maties 3: 48'. Es el que más ha mejorado de la cuadra Torralba. Va a rebajar su marca muchísimo, creo que incluso podría estar delante de Mate, pero tal vez le asuste bajar más de 20' con respecto a su último maratón, y vaya un poco más lento.
9- Ander 3:59', que voy a decir de la gran estrella, si corriese con lacoste, bajaba de 3:30', pero como solo llevará Meyba, bajara de las 4h, eso si con una buena paliza del dia anterior en Chicago, además de haberse metido un par de gintonics antes de irse a la cama.
¡Hagan juego señores!, no va mas...
viernes, 3 de octubre de 2008
Ya falta muy poco....
Solo quedan 8 días.... me acabo de zampar una tarrina de dulce de leche Häagen-Dasz para celebrarlo. Creo que no he llegado tan gordo nunca a una maratón (80,5 kg). Pero llego bien y sin problemas musculares. Es todavía muy pronto... espero que no llueva como anuncia el pronóstico.
Este domingo correremos todos en la Casa de Campo (¡a ver si Carca finalmente puede!). Ya me apetece ver a la gente del Boston y compartir nervios y sensaciones previos a la carrera con ellos. A las 9.
Hoy he rodado con Alfonso 1 hora muy suave por El Retiro. Angel mientras tanto hacía los 20*300 suavecitos, tal y como Torralba nos había mandado. A partir de mañana volveré a tomar las vitaminas de Fran y seguiré con el potasio.
Me apetece mucho la carrera. Echaremos de menos a todos los que finalmente no van pero yo, en especial echaré de menos a Cami. Me he chupado la mitad del entrenamiento con él por El Retiro.
Ya estamos pensando en el siguiente. Rotterdam. Allí, sin excusas, a saco a por los 3:20. Ni me lo creo. Aquí a amarrar y bajar de 3:30. ¡Que no llueva por favor! Supongo que si llueve poco vendrá incluso bien pero la lluvia me da miedo, o pereza. Y me apetece disfrutar de la carrera, de Chicago, del ambiente, del Lincoln Park, de la entrada.... me estoy convenciendo a mí mismo de que Torralba tiene razón y que la progresión siempre existe. Joder, me imagino acelerando en los último 5-6 kilómetros. Antes no me atrevo. Bajando a 4:40 el kilómetro y espritando en Columbus Drive a la entrada del parque para llegar a la meta.
No sé qué haremos. Supongo que llevar a Luis Hita de liebre es un lujo. No hemos corrido mucho con él pero tiene 90 maratones en sus piernas. Espero que sea como Fernando que coge un ritmo y no lo sube ni lo baja en todo el recorrido. Si no a mi bola. Concentrado. Esperando a ver las chicas (a nuestras super cheer leaders) y nada más. Concentrado a disfrutar de la carrera