A tiro de piedra

Hoy he terminado mi penúltimo entrenamiento para London. El famoso 10*400 bajando ritmos. Pues así y todo me han salido entre 1:35 y 1:20, con buenas sensaciones. Ya sólo queda la tapia de mañana, el 5*1000 del martes y ... a disfrutar del maratón!!!

Imagino que las crónicas que cierren este blog se referirán, como es habitual, a hacer una oda de la carrera, de las sensaciones que nos ofrezca, y del viaje. Podrán contener también referencias a los entrenamientos, pero en este post quiero hacer un pequeño homenaje a esos momentos de nuestra vida que nos permiten llegar al domingo del maratón con posibilidades de disfrutarlo.

En mi caso han sido 900 km desde que puse el contador a cero para preparar Londres. 68 sesiones, en 4 meses de trabajo, y unas 20.000 abdominales. Alguna sesión de pesas, y bastantes lumbares. De las sesiones de entreno, dos a la semana han sido de series, largas y cortas.

He comparado los últimos días de con los de los maratones de Barcelona y Berlín. Obviamente, estoy mucho mejor que en Berlín, donde el último mes fue un infierno. Pero me he sorprendido gratamente al ver mi diario de Barcelona, las sensaciones de entonces. Y francamente, las de ahora son mucho mejores que las de antaño! Tampoco estuve muy fino los últimos 21 días antes de Barcelona. Pero para Londres solo he tenido un par de percances, en forma de molestia en el aductor una semanita, y una inoportuna gripe la semana pasada, de la que creo me he recuperado bastante bien.

Pero volvamos a los entrenamientos, esos compañeros que nos acompañan cuatro o cinco días a la semana. Con esa asiduidad, sin duda han pasado a ser parte importante de nuestras vidas. En mi caso, me han hecho rejuvenecer 30 años (joer que viejos empezamos a ser :-), cuando entrenaba en mi querido equipo de baloncesto. Entonces lo hacía con el objetivo de competir cada domingo, y ahora tengo al menos dos pruebas importantes al año, además de los múltiples 10miles, 15miles, medias y clásicas.

El entrenamiento ha pasado a volver a condicionar mis días. Primero porque es el responsable de los kilómetros qu necesitamos hacer, y por lo tanto hay que intentar planificar la semana dejando tiempo para ellos. Si entrenas por la mañana, hay que acostarse pronto. Si es a mediodía eso te evita una copiosa comida. Si es por la tarde, pues lo mismo, te evita una copiosa comida. En cualquiera de los tres casos, además de mejorar nuestra forma física, despejan la mente y fortalecen el espíritu.

Hay días que apetece mucho entrenar. Otros no tanto. Otros sales y a medio entrenamiento te quieres volver (o morir). Unos días hace sol, otros frío. Otros mucho frio. O llueve (lamentablemente no mucho este año). Otros hace viento. Algunos hay que afrontarlos en solitario (a mi se me haceb cada vez más duros). La gran mayoría se afrontan en grupo, con los bostoniacos entre semana y en la tirada de los domingos, y con el 40's Running club en las matinales de Valdelatas los sábados. Pero todos tienen una característica común: la buena sensación que da el hecho de tener el deber cumplido, y el "buen rollito" con el que sales de la ducha.

En mi caso -y sé que no es una teoría compartida por todos los miembros de este blog- al plantearmelos como un reto en sí, procuro disfrutarlos a tope. Incluso aquellos en los que no voy con las mejores sensaciones, me sirven para fortalecer el espíritu, no solo para afrontar los kilómetros duros del maratón, sino también los que me esperan en la vida.

Por último, agradecer en este capítulo la inestimable ayuda de l@s colegas de entreno, encabezados por Boni y sus emails semanales recordándonos los deberes, al resto de amigos del Boston, siempre con una sonrisa en la boca, con la preocupación de que todos mejoren y superen eventuales dificultades. A mis amigos catalanes, hoy más trileros que maratonianos, a los del 40's, que a pesar de no estar preparando todos los maratones en los que nos embarcamos siempre están atentos y preocupados, a mi familia, que me permite dedicarme a lo que me gusta (y además creo que cada día, poco a poco, empiezan a entenderlo), al resto de mis amigos, que no lo entienden, pero lo respetan, y a los verdaderos responsables de que me volviese a enganchar al deporte: el hard core, encabezado por Luisete, Cami, el sr. Cepeda e Inaaaacio (este último sigue siendo del hard, al menos en mi corazón, a pesar de que su racional cabeza le haya hecho bajarse de nuestro ritmo en los últimos dos años).

Alea jacta est!!!