miércoles, 29 de abril de 2009
Una pequeña crónica
Llevo 2 días con los cuádriceps muy cargados acordándome de la maratón cada vez que bajo las escaleras. Sigo feliz pensando todavía en la carrera y la marca. Con la sensación de que ya he pasado una barrera y que a partir de ahora correré algo más rápido. Ya era hora.
Acabo de ver los parciales de la maratón y tengo claro que el correr de menos a más me ayudó a hacer la carrera que quería. Llegué con muchas reservas y acabé como una moto. Empecé a más de 5'/km en la primera salida para ir cogiendo ritmo y entrar en calor. Mi idea era hacer la media en 1h43' y luego acelerar y bajar de 3:25. Me quedé en 3:25:55 pero bajé de 3:30, vencí a la bestia.
Mis pasos cada 5 kilómetros son:
Km a Min/km
5 a 4:58
10 a 4:54
15 a 4:55
20 a 4:53
Media a 4:47 (un acelerón porque veía que iba lento y aún así la crucé a 1:43:48, más lento de lo esperado)
25 a 4:50 (ya cojo velocidad de crucero)
30 a 4:59 (reduzco la marcha para no quedarme solo y hacemos la goma unos kilómetros)
35 a 4:53 (acelero de nuevo)
40 a 4:50
42,195 a 4:21 meto el turbo en los 2 últimos kilómetros
Fran tenía razón. Si sales con tranquilidad al final, tras 40 kilómetros te sale la velocidad porque hemos entrenado para ello. No me lo creía. Tenía miedo al muro y no confiaba en mis fuerzas. Comparando con los pasos del año pasado en la misma carrera me doy cuenta que iba más rápido en el 2008 hasta el kilómetro 20 y por eso a partir del 25 me empezaron los problemas musculares. Acabé en 3:35. Había quemado los cartuchos antes de tiempo.
Aquí además disfruté de la carrera. Sufrí mucho menos que en otros maratones. Estuve pendiente del paso de las millas sólo al final, entre la milla 20 y la 24. Curiosamente creo que lo de las millas me ayudó... je, 4 millas parecen menos que 7 kilómetros. Y luego, cuando llegué a la 25 ya estaba pensando en la meta, pero con ganas, y aceleré. Dí toda la vuelta al parque de St. James con la impresión de estar esprintando. Sólo reduje la marcha brevemente antes de coger la curva del palacio de Buckingham porque el isquio derecho me dio un amago de tirón. Llegué a ir a 4'/km. Tras 41 kilómetros.
Ahora toca descansar, comer, ganar peso... y en dos semanas volver a entrenar. A ver si sigue la progresión. Eso espero. Cada vez más me gusta correr.
Quedé el 3469 de la carrera, el 699 entre mi grupo de edad. Está claro que no estuve precisamente apunto de hacer podio. Pero es un gustazo correr contra uno mismo, ver que por fin progresas. La maratón, siempre lo digo, es como Itaca, que cuando llegas a ella y miras atrás te das cuenta que lo importante es el camino. Disfrutar con los entrenamientos. Pero cuando por fin llegas y te sale... mola. Je. Para que negarlo
lunes, 27 de abril de 2009
Dar vida al tiempo
Concentrado en algunos proyectos de largo alcance, los ojos de Dios Padre fueron atraídos por un barullo lejano que, a primera vista, le resultó de mucho colorido, pero desordenado. El lugar era Londres, no cabía duda, y el motivo una concentración que no acababa de individuar. Miles de personas parecían salir de estampida de un lugar indefinido, huyendo despavoridos hacía no sabía, todavía, dónde. “¿Será una nueva aparición de la Reina Elisabeth, la atrevida que se hace llamar Cabeza de la Iglesia Anglicana? No creo, pensó. Aunque es verdad que últimamente han atenuado su entusiasmo por el folklore y se sienten tentados por un cierto republicanismo, sin darse cuenta que los ingleses sin el “Trooping The Colour ” se quedan en paños menores”.
Al mismo tiempo, esta vez en Madrid, se reproducía algo semejante. Creyó individuar a Alex y Manolo y algunos pocos más corriendo con entusiasmo, bajo la atenta mirada de Cami. Pero, cambió de objetivo porque la geopolítica celestial estaba más polarizada hacia el Támesis, probablemente porque Madrid lo tenía más controlado.
Concentró su vista en la serpiente humana que seguía extendiéndose por la ciudad a gran velocidad. Iban desvestidos de manera pintoresca: pantaloncitos, que no llegaban a las rodillas; camiseta sin mangas, prueba de la gravedad de la crisis económica; zapatillas y unos calcetines chuscos. Parecían desnutridos y sus caras mostraban muecas de dolor y de cansancio atroz, moviendo, al mismo tiempo, los brazos cual si se escapasen por su cuenta. “No creo que se hayan escapado de Guantánamo ni por un aviso de terremoto por esos lugares, ni que vayan a misa a la catedral de Westminster, temiendo llegar tarde”, sentenció. De repente, mostró un gesto de asombro: “Caramba!, qué les sucede a Combarro y Ángel? Están en los puros huesos y parecen anorésicos. ¿Será a causa de las penitencias de Cuaresma?” Y recordó a algunos santos que se privaban de todo durante meses hasta ponerse amarillos. Dudó un poco, repasó sus listas y desechó como impensable la duda. “Todavía los encuentro un poco despistados y relajados en estos temas”, se dijo. Debía tratarse de otra causa más laica que, de todas formas, había que atajar no fuera que se convirtiese en epidemia. “El cuerpo humano está bien concebido, pero, aunque hay que embridarlos no es bueno maltratarlo tanto”. “Es curioso, reflexionó concentrado, estos jóvenes sonríen socarronamente ante los ayunos de tipo religioso, pero no duermen pensando que tienen que pesarse cada día para ver si han logrado quemar tres gramos más de grasa. Por cierto, se dirigió a Magdalena, recuérdame que le haga saber discretamente a Carca que un vaso de vino no engorda”.
En ese momento, con un cierto reparo, media docena de ángeles menores, casi tartamudeando, descubrieron en qué ocupaban su tiempo libre: habían creado el Club Angélico Boston, con el fin de seguir de cerca las peripecias de un grupo humano madrileño. Tenían fichas de cada corredor, unos videos con algunas de sus hazañas, conocían sus debilidades y organizaban seminarios internos para encontrar soluciones. Enviaron incluso a la tierra a un médico disfrazado que les daba charlas optimistas sobre los beneficios de su ejercicio. “Como si necesitasen más ánimos para autoengañarse”, comentó sarcástico el arcángel san Miguel, que pasaba por allí entrenando una centuria que corría al modo galáctico. Imperturbables, los alados miembros del Boston afirmaron que esperaban fichar como próximo miembro a un tal Combarro con el fin de que les explicase detalles todavía no claros para ellos. “Nosotros les confiaremos, por nuestra cuenta, detalles de este mundo que él ni sospecha”.
En Londres, los corredores mantenían su ritmo, algunos se ayudaban entre sí.( “Es bueno este espíritu de solidaridad”) y otros miraban de reojo por si les adelantaba alguien. Todos querían superar tiempos y recordaban los más minuciosos consejos del correspondiente entrenador. Dios Padre envió al serafín “capo” de los vientos y del aire para que soplara suave pero eficazmente tras las espaldas de los dos españoles. Pesaban tan poco que los hizo volar. Nadie se dio cuenta del apoyo beatífico, porque el serafín había adoptado la cara de los pequeños de Ángel y Luis, quienes en Madrid, al mismo tiempo, rezaban silenciosamente por el éxito de sus padres.
En un momento propicio, los santos de las iglesias del Oratorio y de la catedral de Westminster saltaron de sus peanas y corrieron ágilmente a la acera para verlos pasar. San Ignacio, de madera pintada de negro y con gesto adusto, saltó también de su iglesia de Farm street y sonrió complacido. “Siempre he predicado la importancia del esfuerzo y del mérito, aunque sin olvidar que somos criaturas de Dios y que, incluso, la voluntad nos es dada, aunque no cabe duda de que sin nuestra colaboración hasta Dios permanece a la espera”. Al ver a Ángel y a Luis, recordó que el primero y su esposa trabajaban en Aguirre Estudios y que Mirian se apellidaba Amézqueta, por lo que decidió participar él también. “Haré de Maties disfrazado y correré junto a ellos para darles moral y ánimo”.
San Francisco de Asís no acababa de entender aquello. El había caminado toda su vida. Sin ayuda de ningún género, aunque en compañía. Comiendo poco e incorporando compañeros a lo largo de sus correrías. “¿Pero no dijo una vez Julio César que lo importante era participar?”. Dios se rió a carcajadas. Su santo preferido había llegado a la perfección: vivía en la pura contemplación y no existía para él ni tiempo ni individualidades. “Fue dos siglos más tarde y lo dijo un gabacho que no contento con ser varón era también barón”, le contestó solemnemente Pablo, que de peregrinaciones conocía un huevo (esto es una licencia). “De todas maneras, añadió el de Asís, parecen disfrutar por lo que son capaces de conseguir de un cuerpo al límite, bastante artificialmente, como si se tratara de un fórmula 1 en un taller, en lugar de disfrutar corriendo sin más pretensiones con sus compañeros”. “Yo no me fijaría tanto en ese aspecto, comentó con un guiño el de Loyola, sino en si después de Londres se dedican con el mismo entusiasmo a engrasar su espíritu. Cuerpo y espíritu los creó el Señor y habrá que mimar a ambos”. Francisco lo miró y pensó, muy en su interior, que él nunca hubiera sido jesuita.
Mientras tanto, Ángel y Combarro han corrido y han llegado gloriosos. Han cubierto expectativas y tiempos, aunque todo depende de los proyectos que cada uno se proponga. De todas maneras, tal como dice el sabio de Asís, ¿a qué más pueden aspirar si ellos se han esforzado, han aprendido y, sobre todo, han disfrutado y con ellos todos los que los quieren? Porque, en realidad, con ellos han corrido muchos, no solo en Londres sino, también, en Madrid. De su familia y amigos lo sabíamos, pero de sus sufridos compañeros celestiales lo hemos sabido solo por algunas indiscreciones. Está claro que, tras la Pascua, apenas quedan fronteras entre uno y otro mundo.
Por fin Londres
Esta foto con una mezcla de caras felices y emocionadas resume bien la epopeya de Londres este domingo. Rosita se marcó su primera maratón en 3:46 (la seguna española en Londres) y entró encima acompañada de su chico Fran (que empezó a correr por apoyarla y terminó con ella sin casi sufrir ni quererlo...¡qué fiera!)
Yo por fin me saqué la espinita y a pesar del calor me marqué un 3h25, a un ritmo medio de 4:52'/km, corriendo de menos a más.
martes, 21 de abril de 2009
Parece que fue ayer... y ya pienso en el 2011
Parece que fue ayer cuando rodábamos con el gran Fran por Numancia de Sagra. Todavía me acuerdo de Torralba gritando "joder que tobillos de Barbie que tienes", claramente animando a Ángel. Nuestro mister es un gran pscicólogo aunque a veces tiene unas formas que para qué (supongo que por eso nos llevamos bien... somos iguales).
Estamos todo el núcleo duro reciente. Falta Cepeda pero también es que ha fallado en este proceso, incluso para Chicago o no he notado que estuviera tan cerca. Por lo que sea. Quizá seré yo. Te echo de menos Nacho, pero lo cierto es que por trabajo, por lesiones o por lo que sea ya no charlamos.
Y es que de charlar va esto. El correr y la amistad. Angelito se ha sumado al club y está ya dentro. Como se metió Morita en el más grande. Hasta muy dentro. La maratón es esto y no son marcas.
No lo digo como excusa por si la cago en Londres. Y no pienso cagarla. Saldré con el cuchillo en los dientes y espero bajar sobradamente de 3h30. Hemos planificado una carrera en grupo, Serruner y yo. Supongo que tiraré y marcaré el ritmo hasta la primera media. Luego ya nos iremos alternando y ayudando mutuamente.
Mi idea es salir muy suave. Voy a hacer caso a Fran. Siempre he salido a ritmo y en realidad salía fuerte y por eso el final me pasaba factura. Mi cabeza me pide salir así, a ritmo, guardando una reserva por si aparece algún calambre en el 3o y muchos.
Pero no. He quedado con Fran en probar esto otro. No parece muy revolucionario pero puede serlo. Salir muy lento. Incluso a 5:10. Yo de hecho tardo en entrar en calor, fácilmente 20'. Y hay que evitar confundir la excitación de la salida con haber creído entrar antes de tiempo en calor. Pues eso... despacito, a 5:10 los primeros kilómetros, luego a 5' sin prisas, dejando que la gente nos adelante. A eso del 5-7 habré supongo, entrado en calor y podré poner una velocidad cercana a la de crucero, digamos que 4:55. ¿Qué puede pasar? Habré perdido como mucho 1 minutejo. Eso no es nada. El año pasado recuerdo ir gritando a Cepeda que tuviera cuidado, que nos íbamos de ritmo (por rápido). Si lo pienso, siempre ha sido así... quizá Berlín sea la excepción, donde salí suave y concentrado. Uno frente a siete.
Mi idea es ir cogiendo ritmo y pasar la media en torno a 1:43. Se supone que con esta estrategia llegaré fresco al final y podré acelerar y todo. Marcarme una maratón en positivo. Con un par.
Ya veremos y nos reiremos. Espero que no mucho.
En cualquier caso, esto del correr (decía hace tiempo) va de hablar y de amigos. Para la siguiente ya seremos más, creo, en Florencia. Noviembre. Antes quiero bajar de una vez de 1:30 (sí, en honor a Cami de 1:30 y dejarme de mariconadas tipo 1:31-2) entre septiembre y octubre. Probar que puedo darme caña en el umbral anaeróbico sin volverme loco de agonía. Creo que ya toca mojarse. Las medias de Valladolid y de Talavera pueden ser muy buenos sitios. Cami se ha ofrecido hacernos de liebre. Incluso Fran. Bajar de 4:16'/km debería ser factible (je, hay que correrlo, pero el papel es cojonudo y lo aguanta todo).
Para el 2010 creo que ya está decidido Nueva York en noviembre. Sigo creyendo que deberíamos correr Boston en primavera pero no dos en USA al año. Muy caro. Ah, y muchas vacaciones. Si es NY, hay que correr otro en primavera. Espero que esta vez se unan todos. No voy a cerrar ninguno porque espero lograr consenso: Rotterdam puede ser una buena opción. De los nacionales quiero hacer Barcelona pero está muy cerca de Florencia. Yo necesito un mes para recuperar y Barna es muy pronto en marzo. Sevilla aún antes. Para el 2011.
Ese maratón ya tiene que ir afilado, con maracas por debajo de los 3h20 e incluso más cerca de los 3h10. Ya veremos. Hay que progresar pero creo que tenemos mucho margen.
La clave es mantener la ilusión. Para eso es importante el volver a ser un gran grupo. Vernos, viajar, blogear, cenar en Laredo, hacer locas excursiones a medias en el medio de nada, visitas a León,...
Me gusta correr. Y me encanta correr con mis amigos.
Ah, y me apetece Londres. Tengo ganas de sentir el dolor y superarlo. De salir de Canary Wharf fuerte como una roca. De que se me haga llevadero el camino bordeando el Támesis. De acelerar al final. Pensaré en Alfonso y en Cepeda al final de la carrrera. Y por supuesto en Miriam y los enanos durante toda la maratón. Sé que Angelito y yo lo vamos a lograr. Y me apetece.
Como dirían Mick & Keith "It's only rock'n'Roll but I like it": Me encanta correr maratones, es así de sencillo
lunes, 20 de abril de 2009
Carta abierta a los maratonianos londinenses
Queridos runners,
miércoles, 15 de abril de 2009
Las series y el corazón
Hoy he estado en el cardiólogo. Una cardióloga para ser exactos. Y una verdadera experta en deportes y en particular en atletismo. Un par de tipas entrañables, Araceli y Susana, su enfermera. Además del típico electro, hemos estado charlando sobre el correr, los triglicéridos, los ATPs, los umbrales... y al final me ha hecho una eco y hemos estado viendo mi corazón. Grande aunque escondido detrás del esternón, me ha tenido que retorcer para observarlo y medirlo.
Acabo de echarle un ojo al fabuloso blog de Mildo y me he animado a escribir, que luego dice que nos prodigamos poco por la red.
Series y corazón.
Me ha contado que tengo un corazón grande. En el sentido más prosaico de la expresión. Supongo que para el otro me tendría que conocer mejor y a lo mejor no opinaba lo mismo. Me ha metido algo de cañita por no llevar pulsómetro. Yo que alardeo de seguir mis sensaciones llevo ya 4 meses sin usar la cinta. ¡Menudo rollo! Pues no, si me hago una prueba de esfuerzo y quiero mejorar mi correr he de retomar la cinta.
Para el primer umbral, correr suave pero en mi caso, por encima de 133 lpm. Por debajo no sirve de nada, sólo es calentamiento.
Para el segundo umbral ya son palabras mayores. Lo he mejorado, especialmente porque he bajado el porcentaje de VO2 Max, Pero si quiero mejorarlo tengo que currarme más fuerte las series largas. Empezar en 153 y terminar los miles, los dos miles incluso cerca de 165 lpm. Mucha caña. A eso de 3:30. Rapidito.
Ahora ya estoy cerca de Londres así que no arriesgaré. Me quedan qué, ¿9 días? Mañana llevaré la cinta por curiosidad pero para la maratón de Otoño prometo controlar las pulsaciones. El año que viene quiero bajar un mínimo de 10' a la maratón y me voy a esforzar. Con cabeza pero a esforzarme. Me ha dicho la cachonda que yo en la maratón voy de paseo. Y supongo que algo de razón tiene
Me he acordado de cómo sufren los de cabeza desde el principio. De la cara de dolor en Barcelona de los de cabeza en el kilómetro 5. Los sub 3 pasaban medio frescos y los sub 3:30 parecían turistas felices y contentos, a lo sumo concentrados. El final, a partir del 30 el sufrimiento ya nos iguala a todos.
Me he acordado también de una entrevista con Chema Martínez donde decía lo mucho que sufría en carrera. Literalmente decía "me duelen hasta las cejas". Esfuerzo máximo. Araceli, la cardióloga, me ha contado que Chema entrena con pulsómetro y que hace las series buscando las pulsaciones.
Yo, en popular y salvando bastante las distancias con el gran Chema, me propongo a imitarle. Pero ya a partir de mayo. Ahora a concentrarse que Londres está a la vuelta de la esquina.
Eso sí, tengo ganas de aprender. Cada día descubro que sé menos y que hacemos un montón de cosas sin sentido o con mucho, pero no sabemos por qué. Para empezar voy a tomar BOI-K espártico, potasio, para evitar los calambres. Pero justo antes de la carrera. Media hora antes. Ah, y retomar los viales de glucosa (cinco diarios) para los 3 días antes de la maratón. Para llenar los depósitos de glucosa a tope...
viernes, 10 de abril de 2009
Londres a la vuelta de la esquina
Hoy nos hemos metido Ángel y yo 28 series de 300 metros. A ritmos suaves eso sí. Entre 1:17 y 1:02. Fernando Hidalgo nos ha venido a echar una mano con sus consejos y su buen correr durante el calentamiento y las primeras 10 series. Se hace muy llevadero entre la compañía y variar de recorrido.
Mañana toca descanso y el domingo de vuelta en la Casa de Campo nos haremos una tapia y 2 bosques y ya comenzaremos a disminuir progresivamente el kilometraje. Esta semana me saldrán 80 y pocos, tras la semana anterior en la que hice 94 (mí máximo histórico).
Estoy eufórico. Otros años, repasando las noats de los entrenamientos, tenía algún dolor real o imaginario, incluso algún que otro dolor absurdo como el dolor de pecho en Otoño. En otras ocasiones había dejado de entrenar alguna serie por cansancio o desidia. Esta vez no. Lo mismo con el peso. Aunque estos días habré ganado (espero que no más de 1 kg) rondaré los 75 kgs en Londres
Ahora sólo me queda convencer a la cabeza de que todo irá bien, que los dolores que vienen también se van en la maratón. Que a partir del kilómetro 30 me saldrá la fuerza del entrenamiento y acabaré con potencia incluso para progresar.
Este año tengo a Ángel que tiene un nivel muy parecido al mío. No tendré que preocuparme de reducir el ritmo de alguien más fuerte que yo. Al revés, si todo va bien marcaré el ritmo desde el principio. Y en el kilómetro 20 nos estará esperando Luis Hita para llevarnos con su cadencia constante y segura, con desviaciones de 1 ó 2" por cada 5 minutos.
Falta ahora descanso, intentar compaginar mucha tranquilidad con el trabajo, mucho sueño y alguna que otra prueba final. Je, creo que probaré con un Ibuprofeno 600 en el desayuno previo al maratón siempre que me vaya bien este domingo