Bueno, pues se acabó. Este verano ha resultado estupendo desde el punto de vista de las vacaciones, al menos en mi caso. Disfrutar de mi mujer y de los niños durante 23 días seguidos es un lujo que en estos días hay que valorar mucho. Vivimo demasiado deprisa, priorizando lo urgente sobre lo importante, y no somos capaces de dedicar el tiempo necesario a nuestra familia.
Pero bueno, este es un blog de running y las reflexiones anteriores son propias de otras sedes.
Desde el punto de vista runneristico, he de reconocer que este agosto me ha costado más que los últimos. He estado más cansado, o perezoso, quien sabe. En cualquier caso, he completado todos los entrenos programados, pinchando alguna vez en los ejercicios complementarios, que hacen que el entreno se haga muchas veces eterno.
La preocupación de nuestro entrenador es que no nos pasemos en los ritmos y volumen programado, con objeto de proteger el músculo. Eso me ha permitido llegar a final de mes sin lesión alguna. Recuerdo con pavor la prepa de Berlín, y que a estas alturas estaba lesionado, agobiado porque no me iba a dar tiempo a recuperarme. Este año, por contra, me encuentro bien, sin ningún dolor ni contractura. Todo lo más las piernas como columnas, y las lumbares también un poco agarrotadas, pero nada que no solucione un buen masaje (que me dare hoy DM).
Por lo que se refiere a los tiempos de las series, los consigo más fluidos que otros años. Empezamos ahora con los 3000 y 4000 y es donde hay que dar el callo.
Bueno txavales, queda inaugurado el curso escolar. Tenemos buenos retos señalados para este otoño. Espero que nos vaya bien a todos.